fbpx

 

La Navidad es una época donde, en el hemisferio Norte, cuando es invierno, los cielos son muy limpios. Hace frío sí, pero la belleza del cielo en esta estación supera las inclemencias del tiempo. Si a eso le unimos que podemos observar a una hora más temprana que en verano y alargar durante más tiempo nuestra sesión de observación, unido a que quizá tengamos la posibilidad de disfrutar de vacaciones, nos encontramos con muchas posibilidades de disfrutar del firmamento. Entonces, ¿para qué vamos a desperdiciar la oportunidad? ¿Tienes unos prismáticos? Pues bien, sácalos, desempólvalos y pasa a tu jardín, sube a tu azotea o disfruta en medio del campo. Vamos a observar diez objetos durante esta Navidad que puedes ver desde cualquier lugar, ya sea de la ciudad, desde el campo o la montaña. 

Comencemos teniendo en cuenta las fases de la Luna antes de iniciar nuestras observaciones. La Luna Nueva la tendremos el día 23 de diciembre y la primera Luna Llena del año la podremos observar la noche del 6 de enero de 2023. De modo que, teniendo esto en cuenta, aprovecharemos primero para observar objetos de cielo profundo y terminaremos con la observación de la Luna sin que necesariamente haya incompatibilidad entre ambos programas de observación.

 

1.- LAS PLÉYADES

En una entrada previa del blog de Astroilusión hemos hablado de ellas. Por tanto solo dejaremos aquí su localización y nos remitiremos a dicha entrada para más información.

Las Pléyades son un conocido grupo de estrellas situado en la constelación de Tauro, del Toro. Se sitúan a doce grados al norte de la estrella principal de la constelación, la roja Aldebarán. En estas fechas, si se observa al cielo del Este las encontraremos como una pequeña nubecilla de la que cuesta discernir las estrellas. Aquí puede verse un mapa de localización elaborado con el magnífico programa gratuito Stellarium en el que aparece la posición de Las Pléyades a las nueve de la noche, hora local, durante diciembre.

Probablemente el cúmulo más precioso de cuantos podamos ver en el cielo. ¡Siempre fascinantes!

 

2.- El CÚMULO “E.T.”

El cielo está lleno de curiosidades y de asterismos a los que nuestra imaginación les ha ido poniendo nombre a lo largo de toda la existencia humana. Hemos imaginado cazadores, osas, flechas, leones, balanzas…e incluso personajes del cine como el cariñoso extraterrestre de la película de la década de los 80 “E.T.” Es el caso del cúmulo NGC 457 (objeto 457 del New General Catalogue), también llamada “cúmulo de la libélula” o “cúmulo del Búho” pero conocido más cariñosamente por los aficionados como “Cúmulo E.T.”

 

LOCALIZACIÓN Y OBSERVACIÓN

La posición del cúmulo NGC 457 está enmarcada dentro de la constelación de Casiopea.
Carta de localización del cúmulo “E.T.”

 

El cúmulo se sitúa en la constelación de Casiopea, a dos grados al sur-sureste de la estrella Delta (Ksora) que forma parte del asterismo quebrado de la constelación y que brilla con magnitud 2.7.

Su observación es muy asequible con cualquier prismático o con cualquier pequeño telescopio, incluso, como he señalado antes, desde las ciudades. Eso sí, si vamos a trabajar con prismáticos necesitaremos un trípode para que la observación resulte lo más cómoda posible. Con unos prismáticos 10×50 he podido ver desde el centro de Sevilla una docena de estrellas de este cúmulo. Viajemos por el cúmulo observando su forma.

 
NGC 457 – Fotografía del autor
 

Los “ojos” lo forman las estrellas Phi Cassiopeia (de magnitud 5.0) y la estrella HP 6229 (de magnitud 7.0) separadas algo más de dos minutos de arco pero, curiosamente, estas dos estrellas no pertenecen realmente al cúmulo y su situación en él no es más que un efecto de perspectiva.

 

Podemos ver los “brazos”, el izquierdo (tal y como lo vemos en la foto) puede observarse como una pequeña hilera de estrellas de novena y décima magnitud con la “mano” levantada. De la misma forma, el derecho parece ligeramente más corto y formada por estrellas también un poco más débiles (en torno a la décima magnitud). Destaca aquí una preciosa estrella anaranjada desde donde arranca la hilera de este brazo. 

El “torso” de “E.T.” es más difuso pero no por ello no discernible. Una decena de estrellas de la décima magnitud le dan la forma y en la que destaca un par cerrado de estrellas débiles en el centro más apropiado para instrumental mediano. Una zona oscura da paso directamente a los “pies”, destacados sobre tres estrellas de la novena y la décima magnitud.

Podemos aprovechar estos días para recordar a E.T. y esa maravillosa película de las navidades de hace ahora 40 años. ¡Un bonito homenaje!

 

3.- LA GALAXIA DE ANDRÓMEDA

La Galaxia de Andrómeda. Fotografía del autor.

Aunque ya la hemos tratado en esta entrada de nuestro blog, recordamos aquí lo fundamental para aprovechar la observación en estos días.

El cielo de otoño, en su trámite de dar paso a los espectaculares cielos invernales guarda entre sus noches joyas preciosas. Quizá una de las preferidas sea la Gran Nebulosa de Andrómeda como personalmente me gusta llamarla. Recibe otros nombre más comunes entre los aficionados como M31 o NGC 224 (este último menos común).

Se trata de una galaxia espiral formada por un billón de estrellas que está considerada como la «hermana» de nuestra Galaxia la cual, junto con la galaxia del Triángulo, constituyen las tres galaxias mayores del Grupo Local de Galaxias. Se sitúa a 2.5 millones de años luz, es decir la luz que recibimos partió de ella hace 2.5 millones de años, cuando ni siquiera había humanos sobre la superficie de nuestro planeta Tierra que, entonces, se encontraba en las etapas iniciales del Pleistoceno cuando se estaban produciendo los primeros grandes cambios en el clima de nuestro planeta.

LOCALIZACIÓN

Aunque puede localizarse desde cielos poco contaminados sin ayuda óptica, intentaremos llegar a ella primero haciendo un reconocimiento general de la zona y luego usaremos unos binoculares de cualquier tamaño para verla con más detalle.

Carta de localización de M31

Localicemos primero el gran cuadrado de la constelación de Pegaso, claramente visible las noches otoñales, situándonos en la estrella que ocupa el vértice noroeste del cuadrado. Esta estrella, denominada Alpheratz («el ombligo del caballo») es la estrella Alfa de la constelación de Andrómeda que brilla con magnitud 2.1 y forma parte del cuadrado de Pegaso.  Si continuamos ahora hacia el este veremos como  nos encontramos a tres estrellas más formando una hilera, la Delta de Andrómeda (de magnitud 3.3 y más débil de la hilera), Beta (Mirach) y Gamma Andromedae (Almach) ambas de segunda magnitud. Bien, ya hemos reconocido la hilera. Ahora es el momento de coger los prismáticos y de situarnos en su punto central, en la estrella Beta Andromedae. Centrados en ella subiremos unos ocho grados al noroeste encontrándonos primero una estrella y luego otra (ambas de la cuarta magnitud) y finalmente ¡ahí está! Una nubecilla compuesta por millones de soles a lo largo de sus 110.000 años luz de diámetro.

La Galaxia de Andrómeda brilla con una magnitud de 4,4 y tiene un tamaño aparente de 3 x 1 grado. Es decir, es seis veces mayor que la Luna Llena en un eje, y dos veces en el otro. Lamentablemente ese tamaño solo se aprecia en las fotografías de alta resolución y, desde nuestros lugares de observación, se observa con un tamaño menor aunque nada desdeñable. En la entrada que publicamos podremos también conocer algo sobre sus galaxias satélites perfectamente observables también con instrumentos modestos.

 

La Galaxia de Andrómeda es uno de esos pocos objetos de cielo profundo que pueden observarse desde las ciudades con un instrumental modesto. Si los núcleos urbanos están poco contaminados lumínicamente se puede observar a simple vista, algo que con toda seguridad, se puede hacer desde algún lugar oscuro, pero desgraciadamente esto no es lo común. Si se usan unos prismáticos de 50 mm de diámetro se puede distinguir desde la ciudad como una mancha clara pero con nulas posibilidades de observar sus satélites. Es preferible, siempre que observemos con unos prismáticos, usar trípode si se tiene la oportunidad. Si no la has observado nunca, es la mejor oportunidad para observar a nuestra galaxia más cercana.

 

4.- MARE CRISIUM
 
marecrisium2
Localización del Mare Crisium en el creciente lunar.
 

Aprovechando los primero días de la lunación, podemos observar este precioso mar de nuestro satélite. La tercera noche de la lunación (y sucesivas) nos ofrece el encanto de observar a simple vista el Mare Crisium, el Mar de las Crisis. A partir del tercer día del ciclo lunar podemos observar, a simple vista, este espléndido mar en el borde este de la Luna. Es muy fácil identificarlo. Ahí lo tienes: el Mar de las Crisis.

marecrisiumEl Mare Crisium es visible desde la tercera noche de la fase lunar creciente pero los momentos mejores para su observación se sitúan entre esta y la sexta (luego tendremos días para distinguirlo sin problemas en caso de circunstancias meteorológicas adversas). Llega a distinguirse a simple vista como un óvalo oscuro. Su tamaño es de 570 kilómetros de Norte a Sur y algo mayor de Este a Oeste, 620 kilómetros y su forma circular vista desde la Tierra no es más que un efecto óptico. Es el típico ejemplo de la demostración de que un Mare no es más que un gigantes cráter que ha sido inundado por la lava. De hecho, está rodeado por la pared de ese antiguo cráter con montañas de hasta 3000 metros de altura. La lava que fluyó por él llegó a cubrir algunos cráteres que hay en su interior y para cuya observación se necesita un telescopio mediano, se trata de los cráteres Yerkes y Lick (nombres de observatorios). No así ocurre con otros dos cráteres que si podemos resolver con un pequeño telescopio, los cráteres Picard (24 kms. y Peirce (19 kms) o al gran cráter de 129 kilómetros(visible con prismáticos) bautizado con el nombre de Cléomedes en honor al astrónomo griego que escribiera, en el siglo II, un tratado sobre El movimiento circular de los cuerpos celestes.

La fantástica exploración lunar de los años 70 acabó aquí. El 15 de agosto de 1976 la sonda «soviética» Luna 24 realizó unas excavaciones que llegaron a los dos metros de profundidad para obtener muestras de la tierra lunar que llegaron a la Tierra con éxito. Entretanto, ahí tenemos a este oscuro Mare. Bello y delicado a la vez en nuestra querida Luna.

 
5.- SIRIO
 
Sirio, la estrella más brillante del cielo.

Si bien esta entrada está destinada para objetos que puedan ser observados con prismáticos, es oportuno incluir a la estrella Sirio que puede observarse desde cualquier lugar ya sea con o sin instrumental. Sirio es preciosa, si se observa un rato con prismáticos deleitará ante el silencio de la noche. Y si se observa desde la ciudad, vengamos desde donde vengamos, nos parecerá apasionante solo por el hecho de mirarla. No en vano, es la estrella más brillante de cuantas podamos observar en el cielo y es la estrella principal de la constelación invernal del Can Mayor. Una brillante luminaria de las noches navideñas en el cielo sureste.

Resulta visible en el horizonte Sur desde las latitudes medias alcanzando no demasiada altura sobre el horizonte. Desde España, Sirio suele ser visible durante buena parte del invierno y la primavera, siendo el período comprendido entre finales del mes de enero y mediados del mes de marzo el intervalo de tiempo más destacado para su observación.

Sirio se encuentra a 8.6 años luz de distancia de nuestro Sol y a lo largo de la historia, la estrella Sirio ha desarrollado un papel importante en el conocimiento básico de los seres humanos. Siempre he pensado que tras la Polar, la estrella que más ha aportado al desarrollo de los antiguos habitantes del planeta ha sido Sirio.

 

6.-EL DOBLE CÚMULO DE PERSEO

El Doble Cúmulo de Perseo una excelencia en las noches navideñas

El “Doble Cúmulo de Perseo” puede localizarse fácilmente desde el hemisferio norte. Su tamaño es destacado, casi dos veces el tamaño de la Luna Llena. Si a eso le sumamos que se sitúa inmerso en una preciosa zona del cielo atravesada por la Vía Láctea, el Doble Cúmulo se convierte en uno de los objetos celestes más bellos para ser observado con unos prismáticos.

Con una magnitud conjunta de 4.3, está compuesto por dos cúmulos abiertos. Uno denominado NGC 869 (al que se le conoce con el nombre de “h”) de magnitud 5.3 y el otro es NGC 884 (al que el astrónomo Bayer asignó como Xi Perseii) de magnitud 6.1. Son objetos fácilmente asequibles a instrumentos de poco diámetro. Se supone que ambos objetos están situados a una distancia media de unos 7500 años luz (7000 y 8000 años luz respectivamente).

Localización del Doble Cúmulo de Perseo en el cielo

 

Desde un lugar con cielo oscuro el Doble Cúmulo se ve a simple vista recorriendo una línea imaginaria entre Alfa de Perseo y Delta Casiopea. A medio camino entre ambas estrellas puede encontrarse con facilidad. Ya el astrónomo griego Hiparco de Nicea (c. 190 a.C. – c. 120 a.C.) lo incorporó en su catalogo de estrellas en el año 130 a.C. Su visión con prismáticos es excelente, fantástica, con ambos cúmulos dentro del campo de visión. Incluso empleando un telescopio con pocos aumentos pueden entrar ambos cúmulos en el campo y disfrutar de la altísima concentración estelar de ambos cúmulos.

Si, por el contrario, estamos observando desde lugares contaminados lumínicamente podemos recorrer la línea imaginaria indicada en el párrafo anterior con los prismáticos. Nos detendremos en un “asterismo” con forma de T en el que estarán situados los dos cúmulos: uno en el punto de intersección de las dos líneas de la letra y el otro en la punta este de la línea superior. La observación con unos simples prismáticos de 7×50 ó 10×50 nos revelará su estructura como si fuera una estrella “hinchada”.

Sin duda el Doble Cúmulo nos ofrece espectáculo garantizado , si nos adentramos seriamente en su observación, cada vez nos seducirá más. Puedes probarlo en estas noches de invierno. Te sorprenderá.

 

7.- LOS PLANETAS EL DÍA DE NAVIDAD

Los cinco planetas y la Luna en el anochecer del 25 de diciembre

Como ocurriera hace seis meses, el día 25 podremos observar a la Luna con los cinco planetas visibles a simple vista en el crepúsculo de ese día. Eso sí, la Luna mostrará un débil creciente de apenas el 8%. En este caso no necesitaremos a nuestros prismáticos para verlos aunque una observación con ellos por el mero placer de hacerlo, no nos desagradará en absoluto. Si tenemos una cámara con un objetivo de 18 mm podremos probar a hacer una fotografía si tenemos un horizonte limpio. De cualquiera de las formas que lo observemos o fotografiemos, el cielo nos habrá hecho un ¡un buen regalo por Navidad!

 

8.- LA CONSTELACIÓN DE ORIÓN Y EL CINTURÓN DE ORIÓN

La constelación de Orión con Sirio abajo a la izquierda. Fotografía del autor.

 

No hace falta ver a la constelación de Orión más que con nuestros ojos como para deleitarnos durante un rato. Pero un viaje con vuestros prismáticos por toda la constelación de Orión constituye un regalo para nuestros sentidos. Pero primero, sólo con nuestros ojos. Brillante como ella sola, distinguible desde la mayoría de los lugares, la constelación de Orión es bella ante nuestros ojos. Es visible durante toda la noche en invierno, y de forma destacada en las frías noches navideñas del hemisferio Norte.

 

Podemos empezar por la brillante Betelgeuse, una estrella supergigante roja destinada a convertirse en supernova en algún momento de su vida. Es una estrella variable en brillo, en algunos meses puede estar más alta en brillo o más baja que cuando la veamos. Si seguimos en dirección a Rigel, la estrella más brillante de la constelación, podremos parar con nuestros prismáticos, en un pequeño grupo de estrellas cuyas estrellas principales forman un pequeño triángulo con más estrellas añadidas. La estrella más importante de ese grupo es Lambda Orionis, más conocida como Meissa. Finalmente llegaremos a la fulgurante Rigel, de magnitud 0.1, la más brillante de toda la constelación. Es una supergigante azul situada a 860 años luz y 50000 veces más luminosa que nuestro Sol. Desde aquí podremos ir bajando hasta encontrar tres estrellas situadas linealmente y conocidas como el Cinturón de Orión.

El Cinturón de Orión lo componen tres estrellas visibles desde cualquier lugar que no esté muy excesivamente contaminado en cuanto a luz. En países centroamericanos, caribeños y algún que otro sudamericano son conocidas como los “Tres Reyes Magos” pues aparecen en los anocheceres de estos países justo en estos días próximos a la Epifanía. En España son visibles desde el atardecer en el horizonte sureste, son tres tres estrellas, Alnilam, Mintaka y Alnitak nombres árabes todos ellos que hacen referencia al cinturón del cazador que en sí simula la constelación de Orión. Si localizamos estas tres estrellas en el cielo, recordad que nuestros hermanos americanos le llaman los Tres Reyes Magos aquellos que traen ilusión, felicidad y esperanza, algo tan imprescindible para observar y disfrutar del cielo.

Finalmente podremos bajar un poco del cinturón de Orión y centrarnos en la maravillosa Nebulosa de Orión. Pero a ella, le dedicaremos la siguiente sugerencia. Es un recorrido magnífico disfrutar de esta brillante constelación, si podemos, ¡no dejemos de hacerlo!

 

9.- LA NEBULOSA DE ORION

La Nebulosa de Orión. Fotografía del autor.

Si la constelación de Orión es reconocida como la catedral del cielo, la Nebulosa de Orión es, indiscutiblemente, su joya más preciada. Incluso desde la ciudad, la nebulosa puede observarse sin problemas en noches limpias y desde fuera de las ciudades a simple vista. Su observación con medios modestos es totalmente asequible. Sea cual sea el instrumento que usemos vamos a disfrutar muchísimo con la observación de este precioso criadero de estrellas.

La Nebulosa de Orión podemos observarla con cualquier instrumento. Rodea a la estrella Theta Orionis con una intrigante apariencia neblinosa y aparece entre medio de la doble 42-45 Orionis (al Norte de la imagen) y de Iota Orionis (al Sur de la imagen). Su visión es fantástica con unos prismáticos, aún desde la ciudad, al entrar en el campo de visión toda la “espada” de Orión. Nada más usemos un pequeño telescopio podremos ver muchos detalles de la nebulosa con múltiples tonalidades grisáceas y diversos claroscuros. 

Cuando la observamos comprobamos como desde su parte central, aparece una cuña oscura que parece entrar en la nebulosa y a la que se le denomina Sinus Magnus. Además la nebulosa parece disponer de “alas” a ambos lados de esa cuña, una dirigida hacia el noroeste y otra al sudeste y que reciben el nombre de Proboscis Maior y Proboscis Minor.

En cuanto a las estrellas inmersas en ella llaman la atención un grupo de tres estrellas colocadas en línea y decrecientes en magnitud, se trata de Theta 2 Orionis. A su lado se encuentra Theta 1 Orionis que en realidad son cuatro estrellas y que se le conoce con el nombre de El Trapecio de Orión. Hacia el sur de la nebulosa, tras pasar por una zona más oscura, aparece otra hilera de tres estrellas de octava magnitud. Intentemos ahora sacar del campo de nuestros prismáticos o pequeño telescopio la zona central de la nebulosa. Con un poco de práctica y de paciencia y con ayuda de un cielo limpio podremos observarn los penachos que aparecen en los bordes de las alas. La visión con un telescopio mediano de estas zonas de la Nebulosa de Orión es realmente fantástica. Probablemente uno de los objetos celestes más preciosos del cielo sino el que más del que ya hablamos en su momento en esta entrada de nuestro blog.

 

 

10.- CRÁTER LUNAR ARISTARCO

Mapa de Aristarco

Conforme avancen los días podremos observar como la Luna va llegando a su fase Llena, pero antes del plenilunio, puede apreciarse a con unos prismáticos al cráter Aristarco en la superficie de nuestro satélite.

Existe un punto en la Luna cuyo brillo se distingue del resto. Una zona preciosa que puede observarse a simple  vista. Recibe el nombre de uno de los astrónomos más grandes de todos los tiempos: Aristarco, un sabio que intuyó los verdaderos movimientos del Sistema Solar.

Como se ha indicado, es la zona más brillante de todo el disco lunar. Un diamante en la oscura tierra del Océano Procellarum. Su capacidad para reflejar la luz que recibe (lo que se conoce como albedo) es muy superior a la del resto de accidentes selenográficos. Es un cráter de impacto joven (se estima su edad en 450 millones de años) que no se ha visto afectado aún por procesos de erosión que permitan oscurecerlo. Esta poca edad explica la brillantez de éste cráter de unos 42 kilómetros de diámetro con paredes que casi llegan a los 4000 metros de altura. Contiene un pico central de 500 metros de altura. Su brillantez hace que sea conocido como  el faro de la Luna. Un astrónomo tan observador como William Herschel creyó que era un volcán con erupciones continuas.

Puede observarse a simple vista pero el mejor momento para su observación es la undécima noche en la edad lunar. Es muy llamativo, hasta tal punto que en las típicas exposiciones de la luz cenicienta aparece destacado. La región de Aristarco parece ser geológicamente activa, de hecho muchos observadores lunares la vigilan con frecuencia por tratarse de una zona donde se observaban oscurecimientos o cambios de brillo, estos controvertidos fenómenos conocidos como TLP, Transient Lunar Phenomenon, (Fenómenos Transitorios Lunares). Aunque siempre existe cierta duda acerca de la observación de estos fenómenos no es menos cierto que la sonda Lunar Prospector detectó grandes cantidades del gas noble radón que podrían ser el origen de dichos cambios, algo que ya hiciese la sonda Apollo XV. Aristarco también tiene una estructura de bandas radiales como los cráteres Tycho y Copérnico, aunque más oscuras. Proceden del material depositado tras el impacto que provocó el cráter. Con un pequeño telescopio de 6 centímetros de diámetro puedo observar 2 bandas, pero con un refractor de 12 centímetros se pueden llegar a ver hasta nueve (sólo las he observado dos veces, normalmente me quedo en siete). Estas bandas fueron dibujadas por primera vez por el gran observador Lord Rosse en la segunda parte del siglo XIX pero curiosamente se les pasó por alto a otros astrónomos de conocido renombre y observadores lunares. Aún se desconoce la razón de ello. ¿Y tú? ¿Puedes distinguir el cráter?


Hasta aquí nuestras sugerencias sobre objetos celestes para observar con unos simples prismáticos (algunos incluso a simple vista). Son noches frías pero llena de bellezas en el Firmamento. Desde Astroilusión aprovechamos para desearte una Feliz Navidad y un venturoso año 2023.


 

Francisco Rodríguez Bergali (c) 2023

 

 

¡Oferta!
50,00 

Prismáticos Celestron Upclose G2 10 x 50. Con carcasa de aluminio. Óptica compuesta por varias capas recubiertas. Campo visual de los prismáticos: 6.8º. Incluye correa para el hombro y bolsa para su transporte. En stock, ENVÍO GRATIS hasta fin de existencia. Pocas unidades.

65,00 

Kit Prismáticos Celestron Upclose G2 10x50 + Libro "Objetos Celestes para Prismáticos". GRATIS  "Guía del Cielo 2023"

89,95 

Kit de Iniciación a la Astronomía con Prismáticos. Incluye Prismáticos Celestron 10x50; Planisferio Luminiscente y el práctico e indispensable libro "UN PASEO POR LAS ESTRELLAS". La mejor forma de iniciarse en la Astronomía antes de adquirir un telescopio. En stock. 

115,00 

Prismáticos tipo Porro con óptica multitratada de nivel medio luminosos 15x70. Cubierta de goma, armazón de aluminio y su agarre es antideslizante. Puede usarse para la observación de la naturaleza o en Astronomía. Incluye un adaptador para trípode, que si bien no es necesario, es muy aconsejable. GRATIS Adaptador para fotografía con Smartphone. Consultar plazo de entrega.

¡Oferta!
260,00 

Prismáticos Celestron Skymaster 20x80 PRO. Adaptador para trípode incluído. Prisma Porro. Consultar plazo de entrega.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *