Las Pléyades son un conocido grupo de estrellas situado en la constelación de Tauro, del Toro. Se sitúan a doce grados al norte de la estrella principal de la constelación, la roja Aldebarán. En estas fechas, si se observa al cielo del Este las encontraremos como una pequeña nubecilla de la que cuesta discernir las estrellas. Aquí puede verse un mapa de localización elaborado con el magnífico programa gratuito Stellarium en el que aparece la posición de Las Pléyades a las nueve de la noche, hora local, durante la primera quincena de diciembre.
LAS PLÉYADES
¿Qué son Las Pléyades? Se trata de un grupo de unas 500 estrellas muy jóvenes concentradas en 11 años luz de diámetro que viajan unidas por el espacio y están situadas a unos 425 años luz de la Tierra. Recordemos que la luz viaja a 300.000 kilómetros por segundo; un año luz es la inmensa distancia que recorrería la luz, a esa velocidad, durante un año. Las Pléyades conforman lo que se llama un Cúmulo Abierto y prácticamente podría ser el prototipo de todos ellos.
En la mitología griega las Pléyades eran las siete hijas de Atlas (al que le costó la ardua y pesada tarea de llevar el mundo sobre sus hombros) y la ninfa de los mares Pleione. Zeus, tras apiadarse de ellas después de la persecución constante a la que eran sometidas por parte de Orión (en el cielo primero aparecen las Pléyades y luego la constelación de Orión) la transformó, primero en palomas y luego en estrellas. Sus hermanas, las Híades, también están representadas en el firmamento justo de bajo de ellas.
Desde la antigüedad siempre se les consideró importantes por alguna u otra razón. Las primeras referencias (chinas por cierto) datan del siglo XXIV a.C. El sabio pueblo inca las relacionó con el año agrícola y aparecen en la Iliada, la Odisea o la Biblia. Los indios la usaban como prueba de agudeza visual para sus guerreros y el maestro de Kepler, Michael Maestlin -con una increíble vista- hizo un primer boceto de ellas anotando ¡11 estrellas a ojo desnudo! cuando aún no se había inventado el telescopio. ¡Una buena prueba de nuestra agudeza visual es determinar cuántas vemos!
Tomemos ahora nuestros prismáticos o nuestro pequeño telescopio. Su parecido con la Osa Menor o Mayor es notable. ¿Cuántas estrellas observamos ahora con nuestro instrumento? Galileo en su magistral obra Sidereus Nuncius contó y dibujó 36 estrellas con su rudimentario telescopio. Alineaciones, brillos dispares,… Normalmente desde la ciudad, con unos prismáticos 10×50 suelo contar unas 20 estrellas. Las Pléyades constituyen un objeto celeste para llevarse un buen rato observándolo. Una vez que hemos comprobado como andamos de vista, recorramos el cúmulo para seguir disfrutando.
DE PASEO POR LAS PLÉYADES
He aquí un mapa de Las Pléyades con el nombre de sus estrellas principales. Nos servirá como base no ya solo para reconocer a cada estrella sino como origen para nuestros “paseos” por el cúmulo abierto. Los números que aparecen junto a las estrellas son las magnitudes de las mismas, así, de paso, podremos comprobar la estrellas más débil que es visible desde nuestro lugar de observación y con nuestros instrumentos.
Comencemos con Alcyone, la estrella más brillante del cúmulo y que se sitúa en una de las esquinas del trapecio central. Brilla con magnitud 2.9 y es una estrella gigante azul. Junto a ella hay un pequeño triangulo de estrellas que confiere al conjunto una sugerente belleza. Desde Alcyone, y hacia el Sur, se extiende una hilera de estrellas que siempre me resultó muy llamativa por estar formada por estrellas relativamente brillantes, de la séptima magnitud en promedio, acompañadas por otras mucho más débiles. También existe otro ramillete de estrellas en la dirección oeste de Alcyone que acaba en una estrella doble, STTA 40 (también conocida como Otto Struve 40). Observemos esta pareja separada casi 86 segundos de arco y con magnitudes 6.6 la principal (que en las estrellas dobles es la más brillante) y 7.5 la secundaria (la de menor brillo).
Si miramos al sur de Alcyone vemos la preciosa pareja formada por Pleione y Atlas separadas ambas por cinco minutos de arco. Se da la circunstancia que Pleione es una estrella variable lenta, su denominación es BU Tauri y su luz varía, indeterminadamente, entre la magnitud 4.7 y la 5.5 en promedio. Personalmente llevo observándola durante unos años en los valores de magnitud entre la 5.2 y la 5.4; aún no he podido observarlas en sus valores extremos.
Volvamos ahora a Alcyone y situemos en el centro del trapecio que forma con Mérope, Electra y Maia. Observaremos dos estrellas muy juntas. Se trata de lo que conocemos con la denominación es S437 (también aparece como Struve 437). Ambas estrellas están separadas 39″ de arco y son de magnitudes 7.7 y 8.1 ¿Sabríamos distinguir sus colores?
Si subimos un poco podemos buscar a Asterope (21 Tau) que hace una magnífica pareja con 22 Tau. Otro par, esta vez de magnitudes 5.7 la principal y 6.4 la secundaria, separadas algo más de dos minutos de arco. Otra preciosa estrella doble se sitúa al este de Asterope, si nos centramos en Taygeta observaremos que, a pesar de lo brillante de Taygeta a 72 segundos de arco nos encontramos con una débil estrella de octava magnitud constituyendo el par h 325 (ya hablaremos algún día de las distintas denominaciones para las estrellas dobles).
Podemos observar a Electra y luego bajar hacia Merope. Ésta estrella está rodeada de una nebulosidad (procedente de la pérdida de masa de la propia estrella debido a su enorme velocidad de giro) no visible desde a ciudad pero, en ocasiones, si desde zonas con cielos oscuros. Yo la he observado en una fría noche en la montaña con mi refractor de 12 centímetros. La nebulosidad que rodea a Merope fue descubierta en 1859 por el magnífico astrónomo alemán Wilhelm Tempel. La historia que rodea a las “nebulosas de las Pléyades” y los conflictos entre astrónomos por su observación, a cuenta de la nebulosidad de Merope, es otro de esos momentos fascinantes en la Astronomía del siglo XIX.
Y le hemos dado “la vuelta entera” a las Pléyades. No os extrañéis si volvemos sobre ellas. Seguro que sí. Son un grupo de estrellas preciosas de las que siempre descubrimos algo nuevo. Nunca nos cansamos de observarlas. Personalmente creo que es el conglomerado de estrellas más bello de todo el cielo. Y desde luego, es el souvenir más íntimo y romántico de mi afición por la Astronomía.
Francisco Rodríguez Bergali (C) 2022