Uno de los momentos más bonitos que pueden apreciarse en la Luna con pequeños instrumentos es cuando empieza a iluminarse el Mare Tranquilitatis, Mar de la Tranquilidad. Siempre pensé que, en esta casi sexta noche de lunación, nos situamos en una zona de transición ante la aparición de los grandes mares.
El Mare Tranquilitatis aún no aparece completamente iluminado, le falta una buena parte, y en él alunizaron los astronautas Amstrong, Aldrin y Collins el 20 de julio de 1969 a bordo del Apolo 11. Curiosamente esta región no siempre tuvo ese nombre, el nombre de Mare Tranquilitatis fue usado definitivamente desde que los astrónomos Francesco Grimaldi y Giovanni Riccioli lo incorporaron en 1651 en su obra “Almagestum Novus“. Previamente se le conocía como el “Mare Belgicum“, nombre asignado por Michael van Langren un astrónomo flamenco que lo había nombrado así pocos años antes de la denominación oficial.
Un poco al sur de éste Mare podemos ver otro mucho menos contrastado y más brillante, el Mare Nectaris, Mar del Nectar. Este Mare tiene un diámetro aproximado de unos 350 kms y lo separa del Mare Tranquilitatis la formación denominada Sinus Asperitatis (la Bahía de las Asperezas) de 200 kms de anchura y visible con prismáticos. Precísamente con unos prismáticos podremos ver un cráter situado al oeste del Mare Nectaris bien destacado, el denominado Theophilus en honor de un sacerdote copto del siglo IV llamado Teófilo de Alejandría. Como curiosidad, este cráter, de 100 kms de diámetro, alberga unas paredes de más de 5000 metros de altura… ¡Sorprendente!
Nos vamos aproximando al cuarto creciente pero ya llevamos varias formaciones aprendidas. Y nos quedan varias más. Es cierto que los primeros días es más costoso diferenciar los grandes Mares a simple vista y quizá tengamos que usar unos pequeños prismáticos para reconocer algunas zonas pero, poco a poco, iremos ganando contrastes y acabaremos reconociendo estas grandes extensiones de nuestra fascinante compañera de viaje.
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Muchas gracias a ti Héctor.